sábado, 2 de julio de 2011

La tarde y los Mutantes Espaciales.

Ha pasado la mitad del día, estás con la morriña que acompaña después de la comida. La cama te invita a echarte un rato, pero sabes que si la tocas entrarás en estado de coma profundo y no despertarás hasta pasadas las 8:00 pm y habrás perdido la oportunidad de aburrirte.

Es entonces cuando se me ocurre otra gran idea para combatir el aburrimiento. Tenía un poster de "La Invasión de los Hombres de los Platillos Voladores" (no me he inventado el nombre) guardado desde hace meses y quería enmarcarlo.

Hacer un poster enmarcado no será tan difícil, ¿no? Pues eso que me voy a la ferretería y compro madera, barniz y pintura. He visto varios programas de Bricomanía y para éstas fechas debo de ser ya un experto.

Seis horas después, con las manos pringosas por la pintura y un colocón tremendo por los vapores del barniz he terminado y conseguido mi objetivo. ¡HE PASADO OTRA TARDE SIN ABURRIRME!

Lo de aburrirse es relativo, probablemente no soy consciente de las cosas por los efectos del barniz. Mi perro me mira con los ojos desorbitados, creo que también se ha colocado. Mi sufrida esposa no para de repetir lo bonito que es el poster, definitivamente también está colocada. Es hora de ventilar la casa y salir a pasear para volver a la realidad.

Son las ocho de la noche, se nos pasa el efecto del colocón a los tres y nos preguntamos ¿cómo hemos venido a parar a la calle? Logramos evitar entrar en pánico al comprobar que al menos no salimos desnudos, excepto por el perro que se rehúsa a llevar pantalones.

Regresamos a casa, estamos cansados y tenemos hambre de nuevo. Cenamos lo que quedó del mediodía, leemos un poco y nos vamos a la cama. Antes de quedarnos dormidos nos levantamos ambos de golpe y nos dirigimos apresurados a la salita. Nos miramos fijamente y preguntamos ¿Tú pusiste eso ahí?

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